viernes, 9 de octubre de 2009

También sucede (Luz Helena Cordero)

Sucede que me canso de ser hombre...
Pablo Neruda
Sucede que me canso de ser mujer
ojal en el abrigo del tiempo
canoa en que viajan los deseos
aro en la oreja de la tierra
flor transitoria en la memoria
ola que amenaza y cae como niña
lengua que salpica la conciencia
mano ahíta de silencios
cuerpo sin énfasis en ángulos
jarra responsable del agua
del hambre que golpea en las ventanas
donde hay niños repentinos
y hombres con rostros elocuentes.
Sucede que no estoy cuando me buscan
ardo los anaqueles si es preciso
y para huir también los silencios.
Rueda la confusión en las paredes.
Quisiera lavar las culpas de los muertos.
Soy esa palabra que no acaba de salir
y resbala por los dedos
como una miel metafísica.
Sucede que me canso de ser mujer
jardín de adjetivos
menuda
tierna
quebradiza
con la única fuerza que llevo
con el único encargo que tengo
de sostener el mundo.

martes, 6 de octubre de 2009

XXXIX -Lucía Estrada-

Un silencio seco rodea la palabra. Todo termina y todo vuelve a comenzar. Son estos los minutos por venir, ya en la memoria. Un tiempo pasado y un tiempo futuro reunidos. Un tiempo dentro del tiempo. Y así como el coloso inmóvil, sus pies en ambas orillas, la palabra se abrirá al paso de las olas, y el arriba y el abajo, el mar golpeará con fuerza. En este vuelo del dragón a la serpiente, agua, no aire tibio.

Habitantes de hondos sonidos, lentas sílabas sumergidas, vendrá un segundo en que las aguas se retiren, y la palabra seque sus maderas hasta convertirlas otra vez en fueg

Blanco abismo:

el día las distrajo en su danza
y ahora son

negra escritura
sobre las hojas.

Lucía Estrada

Quien busca en el Libro

se sumerge en lo imposible

en la belleza de ir
tras un animal que ha muerto
del que sólo
permanece su sombra

el que encuentra
nada encuentra

salvo el fantasma de lo que fue
antes de que se iniciara la búsqueda.


Lucía Estrada

El círculo del poema- Lucía Estrada (dedicado a la niña de la mirada esquiva)


Cada poema abre otro silencio,
recorre las estancias últimas
de la palabra
para volver al todo.

Se precipita en el vacío
después de circular
de mano en mano,
de labio en labio
hasta que no queda ningún vestigio
de la sangre que acuñó su moneda.

Cada poema
un desafío al ojo atento
en el instante justo
de la caíd